Rio, ciudad sede
La realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible en Rio de Janeiro tiene especial significado. Como sede de la Rio 92, que consolidó el concepto de desarrollo sostenible, la ciudad es el sitio ideal para realización de la Rio+20, que señalará los caminos futuros del desarrollo. El legado de la Rio 92, principalmente la Declaración de Rio, la Agenda 21, la Convención Marco sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, se asocia para siempre al recuerdo de la intensa participación de la sociedad civil en debates de la ONU, generando lo que se llamó el “espíritu de Rio”.
La belleza de Rio
La ciudad de Rio de Janeiro, con sus paisajes de gran belleza, encuentra en el agua y en la montaña los orígenes de su geografía exuberante. La diversidad topográfica de Rio de Janeiro se extiende a la cobertura vegetal. Bosques y florestas cubren las laderas y especies remanentes de mata atlántica son preservadas en el Parque Nacional de Tijuca. Mata de baixada, restinga y manglares son preservados en las zonas de protección ambiental de Grumari y Prainha. Si bien la ciudad se haya convertido en una de las mayores zonas urbanas del mundo, su crecimiento se dio alrededor de una gran mancha verde. La Floresta de Tijuca, la mayor floresta urbana del mundo sigue conservando valiosos remanentes de sus ecosistemas originales, aunque haya sido replantada en el siglo XIX. Este ha sido el primer ejemplo de reforestación con especies nativas. La interferencia del hombre trajo aún más naturaleza para la ciudad a partir de la construcción de parques y plazas.
Historia
Cuando la segunda expedición exploratoria portuguesa, comandada por Gaspar Lemos llegó a la bahía, en enero de 1502, el navegador supuso tratarse de la hoz de un río y, por consiguiente, dio a la región el nombre de Rio de Janeiro. Sin embargo, sólo en 1530 la corte portuguesa envió una expedición con el propósito de colonizar la región, en lugar de seguir explotándola simplemente como un paraje destinado a sus aventuras marítimas. Los franceses, por otro lado, habían estado en Rio de Janeiro y alrededores desde el comienzo del siglo y estaban dispuestos a luchar por el dominio de la región. En 1560, después de una sucesión de contiendas, los portugueses expulsaron a los franceses.
La cuna de la ciudad tuvo lugar en el Morro de São Januário, más tarde conocido como Morro do Castelo, derrumbado en 1921 para la modernización urbanística del centro de la ciudad. Rio se desarrolló gracias a su vocación natural como puerto. En la misma época en que se descubrió el oro en el Estado de Minas Gerais, a finales del siglo XVII, el Gobernador de Brasil fue nombrado Virrey. Salvador era la capital de la colonia, pero la importancia creciente del puerto de Rio garantizó la transferencia de la sede del poder hacia el sur, a la ciudad que sería, y sigue siendo, el centro intelectual y cultural del país. En 1808 la familia real portuguesa vino al Rio de Janeiro, refugio escogido frente a la amenaza de invasión napoleónica. Cuando la familia real volvió a Portugal y se declaró la independencia de Brasil, en 1822, las minas de oro ya habían sido agotadas y dado lugar a otra riqueza: el café.
El crecimiento continuó durante casi todo el siglo XIX, inicialmente dirigido hacia el norte: São Cristóvão y Tijuca, y después hacia la zona sur, pasando por la Gloria, por el Flamengo y Botafogo. En 1889 la capital del Imperio presenció la caída de la monarquía. El traspaso de la Monarquía a la República comienza en 1889 y sólo termina, efectivamente, en 1930 con importantes cambios sociales y económicos. Con la Proclamación de la República la ciudad se vuelve la capital federal. A comienzos del siglo XX surgen las calles anchas y construcciones imponentes, la mayoría en el estilo francés fin-de-siècle. La ciudad de Rio de Janeiro mantuvo su posición como capital de la República hasta la inauguración de Brasilia en 1960. Además de capital del Estado de Rio de Janeiro, la ciudad de Rio sigue siendo el centro social y cultural del país.